Y nos volvimos adult@s...

(Artículo sacado de Todamujer.com)

¿Habremos caído en la idea que ser adultos implica no divertirse ni disfrutar?
¿Las responsabilidades y obligaciones se apropiaron de nuestra vida?

Eres de los miles de adultos que son guiados por la responsabilidad, vas haciendo lo que se espera de ti
¿cumples con todos y con todo menos contigo?
* * *
¿Acaso los adultos estamos condenados a poner nuestros ideales, intereses y vidas en último lugar?

En un ir corriendo por la vida creemos que si cumplimos con las expectativas que tienen los demás acerca de nosotros llegaremos a ser “adultos”. Y a veces vamos dejando de hacer cosas sin darnos cuenta, aquello que nos satisface y lo enterramos sumiéndonos en un vacío, en el cual un día es igual al siguiente.
¿ Te suena familiar?

En la adolescencia nos preguntábamos;
• Quién soy
• Qué quiero
• Hacia dónde me dirijo
• Qué deseo hacer con mi vida

Y estas preguntas revoloteaban en nuestra mente, y dicen por ahí que se van resolviendo al llegar a la adultez aunada a la independencia.

Recuerdo que de chica pensaba que cuando llegara a ser adulta iba a poder hacer todo lo que yo quisiera. Desde comprarme toda aquello que se me antojaran, ir a donde me complaciera, ver todas las películas sin importar la clasificación, salir sin pedir permiso hasta decidir sobre mi vida sin consultar a otros.


Y resulta que soy adulta y puedo:
• comprar lo que deseo, pero resulta que no lo hago porque existen otras prioridades.
• salir sin pedir permiso, mas no salgo porque tengo que trabajar,
• ir al cine, pero no voy porque mi pareja llega tarde y está cansado los fines de semana,
• divertirme sin embargo pienso qué van a decir los demás si me salgo a un bar,
• desvelarme, pero no lo hago porque tengo que estar muy alerta para cumplir con todas mis deberes al siguiente día.
• decidir sobre el rumbo de mi vida pero no lo hago porque sino tomo en cuenta a los demás estoy siendo egoísta.

Entonces me pregunto ¿qué tan independientes somos los adultos, qué tanto poder de elección tenemos o nos damos?

Al crecer vamos tomando las riendas de nuestra vida, pero en qué punto las soltamos para cumplir con eso que se espera de nosotros, lo que debe ser.

A cambio de la seguridad, estabilidad económica, la aceptación de otros, hemos optado por una vida que no es la deseada.

Considero que como adultos podemos hacer un pequeño alto en nuestras innumerables responsabilidades y obligaciones y preguntarnos:

¿Ésta es la vida que soñé?
¿ Soy esa persona que definí en mi adolescencia?
¿ Mi trabajo me brinda la satisfacción que yo imaginé?
¿ Gozo algún aspecto de mi vida?
¿ Mi vida está compuesta de otros elementos a parte de las obligaciones?
¿ Realizo actividades que me complacen?
¿ Tengo calidad de vida según mi propia definición?

Podrías decirte que eres feliz, ¿si murieses mañana morirías satisfecha de tu vida hasta ahora?

Te invito a reflexionar sobre tu existencia y a realizar los ajustes que consideres necesarios. La vida se compone de satisfacciones y responsabilidades, el primer no es excluyente del segundo.